Llega la nueva generación de armas de guerra, más pequeñas, livianas e interactivas
Estarán operando en los campos de batalla en un futuro cercano. Los ejércitos tradicionales no tendrán ninguna chance y serán devastados por los mini robots y los "nanopredadores".
Muy pronto, los campos de batalla serán muy diferentes de los que se vieron por televisión hace algunas semanas, cuando la invasión a Irak se transmitió en vivo y en directo desde la vanguardia del ataque. Es que, en un futuro muy próximo, la robótica, la informática y la biotecnología se habrán combinado para equipar a una nueva generación de combatientes inorgánicos, suerte de insectos asesinos capaces de seguir a su presa allí adonde se esconda, sea un búnker blindado en el subsuelo iraquí o una gruta oculta en el desierto afgano. La evolución, que marcha a todo trapo, le debe todo a la “nanotecnología”, capaz de reducir complejas máquinas a dimensiones casi moleculares.
La noticia fue expuesta durante una conferencia sobre armamento organizada por el Royal United Services Institute (www.rusi.org), de Londres, Inglaterra, que reúne a un grupo de expertos en temas de defensa, y por el diario británico “The Guardian”. “Imaginemos hordas de microaviones guiados por sensores que portan armas letales y minas inteligentes capaces de destruir objetivos fijados a miles de kilómetros de distancia”, dijo el profesor Paul Hirst, de la London University (www.theglobalsite.ac.uk/press/104hirst.htm). Y agregó: “La nanotecnología ya es una realidad y, por lo tanto, pronto, este tipo de armas se producirá masivamente. Muy pronto, los nanorobots habrán reemplazado a las armas químicas y biológicas.”
Para Hirst, “el armamento actual caerá en desuso”, al igual que los esquemas tradicionales de organización militar. Por lo tanto, según el experto, la prioridad será garantizar la prevalencia de los sistemas satelitales, destinados a comandar las actividades de estos ejércitos de robots, lo que derivará en “la creación de una serie de predadores especializados en destrucción de satélites enemigos”. Hirst profetizó la fabricación de aviones equipados con sistemas de rayo láser y otros pequeños artefactos espaciales, a los que denominó “piedras luminosas”, cuyo objetivo será contrarrestar posibles lluvias de misiles balísticos y complicar las operaciones de los satélites rivales.
Como todo el equipamiento será increíblemente pequeño y se operará a distancia, no habrá más batallas épicas. Una vez que la nueva generación de armas llegue a los campos de batalla, el terreno será literalmente inundado por sensores, micrófonos y mini cámaras que filmarán en vivo al enemigo, como así también, a las armas de las que dispone. Y esta realidad está más cerca de lo que muchos imaginan: el año que viene, por ejemplo, se presentará en los Estados Unidos un nuevo y pequeñísimo procesador electrónico, del que cabrán 400 unidades en un solo grano de sal. El paso siguiente será diseñar el primer “insecto robot”, cuyas dimensiones serán similares a la de una mosca.
El chip, actualmente en etapa de elaboración, será comandado por una nanocomputadora de la dimensión de una célula humana equipada con 16 mil bytes de memoria, La inversión requerida para este tipo de proyectos es descomunal: actualmente, en todo el mundo, hay 450 empresas y 300 departamentos universitarios trabajando en estas nuevas tecnologías y sus aplicaciones. Se estima que el dinero en danza supera los 4.600 millones de dólares. Los expertos sostienen que, además de cambiarle la cara a la guerra, los nuevos armamentos llevarán a “cero” las pérdidas humanas de los ejércitos más evolucionados y potenciarán las pérdidas de sus desprovistos enemigos.
Fuente: ANSA
Estarán operando en los campos de batalla en un futuro cercano. Los ejércitos tradicionales no tendrán ninguna chance y serán devastados por los mini robots y los "nanopredadores".
Muy pronto, los campos de batalla serán muy diferentes de los que se vieron por televisión hace algunas semanas, cuando la invasión a Irak se transmitió en vivo y en directo desde la vanguardia del ataque. Es que, en un futuro muy próximo, la robótica, la informática y la biotecnología se habrán combinado para equipar a una nueva generación de combatientes inorgánicos, suerte de insectos asesinos capaces de seguir a su presa allí adonde se esconda, sea un búnker blindado en el subsuelo iraquí o una gruta oculta en el desierto afgano. La evolución, que marcha a todo trapo, le debe todo a la “nanotecnología”, capaz de reducir complejas máquinas a dimensiones casi moleculares.
La noticia fue expuesta durante una conferencia sobre armamento organizada por el Royal United Services Institute (www.rusi.org), de Londres, Inglaterra, que reúne a un grupo de expertos en temas de defensa, y por el diario británico “The Guardian”. “Imaginemos hordas de microaviones guiados por sensores que portan armas letales y minas inteligentes capaces de destruir objetivos fijados a miles de kilómetros de distancia”, dijo el profesor Paul Hirst, de la London University (www.theglobalsite.ac.uk/press/104hirst.htm). Y agregó: “La nanotecnología ya es una realidad y, por lo tanto, pronto, este tipo de armas se producirá masivamente. Muy pronto, los nanorobots habrán reemplazado a las armas químicas y biológicas.”
Para Hirst, “el armamento actual caerá en desuso”, al igual que los esquemas tradicionales de organización militar. Por lo tanto, según el experto, la prioridad será garantizar la prevalencia de los sistemas satelitales, destinados a comandar las actividades de estos ejércitos de robots, lo que derivará en “la creación de una serie de predadores especializados en destrucción de satélites enemigos”. Hirst profetizó la fabricación de aviones equipados con sistemas de rayo láser y otros pequeños artefactos espaciales, a los que denominó “piedras luminosas”, cuyo objetivo será contrarrestar posibles lluvias de misiles balísticos y complicar las operaciones de los satélites rivales.
Como todo el equipamiento será increíblemente pequeño y se operará a distancia, no habrá más batallas épicas. Una vez que la nueva generación de armas llegue a los campos de batalla, el terreno será literalmente inundado por sensores, micrófonos y mini cámaras que filmarán en vivo al enemigo, como así también, a las armas de las que dispone. Y esta realidad está más cerca de lo que muchos imaginan: el año que viene, por ejemplo, se presentará en los Estados Unidos un nuevo y pequeñísimo procesador electrónico, del que cabrán 400 unidades en un solo grano de sal. El paso siguiente será diseñar el primer “insecto robot”, cuyas dimensiones serán similares a la de una mosca.
El chip, actualmente en etapa de elaboración, será comandado por una nanocomputadora de la dimensión de una célula humana equipada con 16 mil bytes de memoria, La inversión requerida para este tipo de proyectos es descomunal: actualmente, en todo el mundo, hay 450 empresas y 300 departamentos universitarios trabajando en estas nuevas tecnologías y sus aplicaciones. Se estima que el dinero en danza supera los 4.600 millones de dólares. Los expertos sostienen que, además de cambiarle la cara a la guerra, los nuevos armamentos llevarán a “cero” las pérdidas humanas de los ejércitos más evolucionados y potenciarán las pérdidas de sus desprovistos enemigos.
Fuente: ANSA
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