Yo buen diablo reconocido y orgulloso de casta, paso actualmente mis horas recordando los tiempos en que el honor se utilizaba cual motivo de brindis, alzar la copa al cielo y honrar aquellos que habían caído por ti o a tu lado, hermanos y contrincantes que servirían de abono para campos de batalla donde las sangre fresca haría gala de su entrenamiento y conocimiento, bendecíamos al enemigo en pro de exaltar su coherencia y su esfuerzo dignificar, mostrando el respeto necesario para excitarnos al vencerlo. Recuerdo los tiempos en que el honor era algo mas que una moneda de cambio. Con la amargura de la economía en nombre del Honor y nosotros fieles seguidores de los credos modernizados del hombre y amantes de sus corrupciones utilizamos el forjado ideal del dinero a nuestro favor... ergo a nuestro pesar descubrimos y confirmamos que la mayor arma contra la sociedad es su codicia, con tal sentimiento forjamos la moneda que utilizamos cual icono de la degradación de los valores humanos.
Hombres de todo el mundo, de diferente credo, raza, estatus, jerarquía, se hermanan ante el potencial de la codicia y la degeneración de sus mal llamadas bases morales. "la Moralidad es una prostituta cansada de su trabajo la cual se vende al mejor postor en pro de continuidad". La corrupción es la mano con que el Hombre se sirve para establecer su sistema opresor, pero claro esta siempre bajo el amparo de lo correcto, ensuciando morfologías tales como dignidad, y otros sentimientos homólogos que bien sirvan de excusa gratificante para sus pueblos. Excusas con las que no ver las manchas en sus manos, ni hacerse cargo de sus actos.
Eso a lo que llaman sociedad nos crea una simpática desazón, que cual hormigueo molesto pero gracioso nos recorre lo que nos queda de alma al observarles de cerca. Siempre con el conocimiento de causa que por ser pensador y libre seremos la parte culpable, carne de cañón preferimos nosotros. Y ciertamente sentimos que nuestras batallas en pro de la autentica sociedad y el equilibrio agnóstico, que motiva al lobo a continuar luchando por aullar en libertad, y en nuestras agradecidas entrañas, nos sabemos victoriosos en el campo de batalla del esfuerzo y bien sabemos que cada avance mejora nuestro legado.

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