
A mi pesar estoy comprobando últimamente como los cuerpos de seguridad, tanto policías locales, como grupos nacionales, caen cada vez mas en una desidia, que tal vez sea causada por variados factores externos destrozantes, los cuales no solo pueden llegar al limite de poner en riesgo a los agentes sino que tangiblemente les desmarcan y desfasan de aquellas motivaciones que les llevaron ha intentar y lograr su plaza y placa.
Bien sea por una sociedad que a marchas demasiado forzadas pierde valores y conciencia a mismas dosis, o bien por unas leyes incompetentes marcadas por una cúpula gubernamental donde la corrupción y la estafa cubre escaños, o bien por la mala praxis de muchos miembros con una gran tendencia al desequilibrio psíquico o sedientos de un seudo poder que les lleve a ser mas corruptos que el reo. Muchos somos los que abogamos y muchas veces al mismísimo diablo al intentar de algún modo justificar o aplacar esas conductas estipulándolas a derivaciones de estrés, incluso luchamos por ser empáticos con ellos.
Pero los que somos vocacionales del mundo de la seguridad, los que luchamos con el honor entre nuestras insignias y nuestro cuerpo, no podemos comprender aquellos que ensucian el significado y valores que ellas comportan.
Este escrito esta encaminado aquellos compañeros que están sufriendo al ver como se les desprecia por ser portadores de justicia con honor y dignidad.
Gracias por vuestro esfuerzo.
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